martes, 18 de octubre de 2011

Consejos para poder dormir

Todos sabemos que para rendir en nuestro día a día hace falta dormir las 8 ó 9 horas recomendadas por los expertos. Nuestro humor está condicionado por las horas de sueño acumuladas, depende proporcionalmente de él. Por esos dos motivos, dormir es no sólo importante sino necesario para poder seguir el ritmo de vida tan acelerado que llevamos. Pero, desgraciadamente, la mayoría de la gente (y sobre todo de los adolescentes), duermen menos de lo aconsejado (6 ó 7 horas) debido a los cambios de horario. En el caso de los adolescentes, está estudiado que el ritmo circadiano del cuerpo (una especie de reloj biológico interno) experimenta un reajuste temporal, indicándoles a los jóvenes que se duerman y se despierten más tarde. Este cambio en el ritmo circadiano parece deberse al hecho de que la melatonina, una hormona del cerebro, se produce más tarde por la noche en los adolescentes en comparación con los niños y los adultos. Esto puede dificultar que los adolescentes concilien el sueño temprano por las noches.

En el caso de los niños, el 30 por ciento presenta alteraciones del sueño, según la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), que ha celebrado su XXV Congreso Nacional, en el que se han celebrado varios talleres dirigidos a pediatras para tratar los problemas de sueño de los niños y las habilidades de comunicación necesarias en pediatría. Si nos referimos a un bebé recién nacido está demostrado que al principio pueden llegar a dormir dos, tres o cuatro horas pero las veces en las que está dormido y despierto (tranquilo o por lo general llorando) es muy frecuente. Estas alteraciones del sueño, que reciben el nombre de "ritmo vigilia-sueño", están condicionadas por la alimentación, la cual marca las horas de sueño, según el doctor Manuel Sampedro, miembro de SEPEAP y pediatra del Centro de Salud Novoa Santos, de Orense. Asimismo, a medida que el bebé va llegando a los seis meses de vida, el cerebro tiene capacidad para dormir seguido entre once y doce horas. Además, realiza tres siestas después de cada una de las comidas.

Para evitar problemas de salud mayores, es indispensable que no sólo los pediatras sino también los padres y cuidadores conozcan el horario de comidas y descanso que el bebé debe seguir. A continuación os dejo el enlace de una web en la que se dan consejos útiles a las madres que desconozcan los hábitos que debe seguir su bebé en cuanto al tema del sueño y la alimentación se refiere durante los primeros meses de vida:  http://www.crianzanatural.com/art/art16.html

Por otro lado, al igual que las madres enseñan a sus hijos cómo se debe comer (con un plato y un tenedor o cuchara, llevándose la comida a la boca y sentados), el dormir también es un hábito y, como tal, se puede enseñar. Y la pregunta es ¿cómo se enseña? A base de repetir todos los días una y otra vez los mismos movimientos y situaciones, en el mismo lugar y a la misma hora, tal y como explica el experto que vais a ver a continuación. También hay otro aspecto muy importante que toca que trata de la malinterpretación que hacen algunos padres acerca del llanto, el grito o la vomitera del bebé que quiere decirles una cosa y sus progenitores interpretan otra muy distinta (como que no se han respetado los horarios de sueño y comidas o como dice el experto en este caso, que los padres los despistan cambiando el itinerario de siempre) y acuden desesperadamente al pediatra pidiendo ayuda. Esto le pasa a la mayoría de los padres, incluidos a los mios. No obstante, el secreto está en no desesperarse, hacer y decir las cosas con calma y, como ya he mencionado, siguiendo la misma rutina de siempre.



Y, por último, os ofrezco otra página en la que enumeran otra serie de consejos prácticos para conseguir que el bebé deje de llorar: http://dormirsinllorar.com/mejnoch1.htm

2 comentarios:

  1. Yo quiero dormir,estoy deseando que llegue la noche para poder cerrar los ojos

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  2. Yo soy una persona muy dormilona, y mis padres me inculcaron el hábito de dormir desde pequeña: dormir yo sola, en mi cuarto, siempre a las mismas horas, e incluso con la luz o la tele del salón encendidas o con gente al lado. Y el cuerpo se fue acostumbrando de tal forma que hoy día, con 22 años sigue la misma rutina el cuerpo sólo, y cuando tengo que trasnochar o madrugar noto ese cambio como si fuera un bebé que han sacado de su rutina diaria.
    El dormir es como un culto para el cuerpo y hay que educarlo desde pequeños!

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